Mejora de la eficiencia en el campo: cómo Rosendin desarrolla e imparte la formación de Bluebeam para responsables de campo del sector eléctrico

Jason McCarty acababa de obtener su título de oficial electricista en 1998 cuando se le ofreció un puesto de capataz en un proyecto importante. No le fue bien.

El proyecto generó pérdidas… ¡Y muchas! McCarty, un electricista de tercera generación, sabía que liderar un proyecto tan recién salido de la formación profesional era una mala idea.

«Cuando me lo ofrecieron, solo tenía 27 años y sabía que no tenía suficiente experiencia», recuerda McCarty, quien ahora trabaja para desarrollar responsables de campo para Rosendin Electric. «Fui a ver a la persona que me ofrecía el puesto y le dije: “Es una muy mala idea. Yo no sé lo que hace un capataz. Yo era un aprendiz hace apenas 30 días”».

Acostumbrado a recibir instrucciones específicas como aprendiz, McCarty de repente se convirtió en responsable de coordinarse con contratistas generales y subcontratistas, motivar a los equipos de campo, hacer pedidos de materiales, establecer y comunicar protocolos de seguridad —sin que nadie le hubiera indicado cómo hacerlo—. «No sabía cómo poner todas esas cosas en marcha», declara.

Como McCarty pronto descubriría, no estaba solo. «A medida que pasaba el tiempo, trabajaba en otros proyectos y veía a otros capataces con las mismas dificultades que yo. Yo pensaba: “¡Fíjate! Están pasando por lo mismo que yo”».

De hecho, la mayoría de los trabajadores de la construcción reciben una formación diligente en los aspectos técnicos de su campo elegido durante su formación profesional. Sin embargo, muy pocos, por no decir ninguno, reciben formación propiamente dicha en ejecución y liderazgo de proyectos.

Tales observaciones despertaron la curiosidad en McCarty, así como una nueva misión profesional que implica proporcionar al sector materiales de aprendizaje específicos centrados en el liderazgo y la ejecución de proyectos.

Esto le llevó a empezar a indagar entre las personas que observaba como planificadores y líderes competentes. Mientras seguía trabajando en obras y observando cómo se ejecutaban bien algunos proyectos mientras que otros se ejecutaban mal, McCarty comenzó a tomar nota y a “despotricar” ante sus compañeros de confianza sobre el impacto negativo que esto estaba teniendo en toda el sector de la construcción. Algunos compañeros lo animaron a escribir sus opiniones.

Lo que resultó de esas notas fue el primer libro de McCarty sobre liderazgo en la construcción, «Construction Leadership Success» (Triunfar como líder de la construcción), publicado en 2011. Cinco años más tarde, llegó un segundo libro: «Effective Leadership Skills for Construction Field Leaders» (Habilidades de liderazgo efectivas para responsables de campo de la construcción). De repente, además de su trayectoria como electricista, una actividad que durante 13 años lo tuvo viajando y trabajando en embajadas y bases militares de EE. UU. en todo el mundo, McCarty también era un escritor y líder de opinión en materia de liderazgo en el sector de la construcción ya afianzado.

Descubriendo Bluebeam

Un día de 2016, le pidieron a McCarty que detallara los planos de una torre de 11 pisos cerca de su casa en Vancouver, Washington. Pero eso no es todo; la empresa lo sentó frente frente a un ordenador con un nuevo software, Bluebeam, para hacer el trabajo. «Y yo dije: “Vale, ¿cómo se usa esto? ¿Puedo recibir algún tipo de formación?”. Y me dijeron: “Tendrás que apañártelas”».

Una vez más, McCarty se encontró transitando por un territorio desconocido sin la formación ni la orientación adecuadas. Afortunadamente, no estaba solo: tenía a un compañero que se enfrentaba al reto de Bluebeam codo con codo.

Sin ningún apoyo formal de la empresa, el dúo decidió dominar el software por su cuenta. «Él y yo decidimos que íbamos a llegar a ser lo más competentes posible con Bluebeam», añade McCarty. «Y cuando lo consigamos, quizá podamos ofrecer algún tipo de formación interna que ayude a los que están en nuestra situación a desenvolverse mejor en esto».

Al final, la empresa no secundó su deseo de implementar una formación específica sobre Bluebeam o liderazgo, por lo que, después de 26 años allí, McCarty decidió irse. «Me fui de allí porque mi pasión era asegurarme de que estábamos haciendo lo correcto para nuestros responsables de campo y también quería tratar de ayudar al sector».

Poco después, McCarty fue fichado por Rosendin, uno de los mayores contratistas de electricidad de Estados Unidos, en gran parte para desarrollar e impartir formación en liderazgo para su enorme plantilla de responsables de campo del sector eléctrico.

Todavía dolido por la falta de formación adecuada de Bluebeam en su anterior trabajo, McCarty le propuso a Rosendin que le permitiera desarrollar también una serie de formaciones de Bluebeam para sus responsables de campo. Rosendin accedió.

En la actualidad, McCarty imparte a los responsables de campo de Rosendin dos cursos de tres horas sobre Bluebeam, además de su formación general en desarrollo de liderazgo. Los cursos, que se imparten de forma presencial e incluyen representaciones visuales de instalaciones eléctricas con herramientas de Bluebeam, están específicamente adaptados al sector eléctrico.

«A la hora de planificar nuestro trabajo, la eficiencia, la productividad, la seguridad y la comunicación eficaz siguen siendo lo más importante mientras nos esforzamos por ofrecer resultados predecibles», opina McCarty. «Y eso es lo que Bluebeam nos ofrece cuando aprovechamos todo su potencial».

Mejora de los conocimientos sobre Bluebeam

«Bluebeam —asegura McCarty— es una herramienta de software con capacidades infinitas. Sus herramientas son tan extensas y la plataforma es tan personalizable —añade— que la mayoría de sus usuarios apenas se han quedado en la superficie de lo que podría hacer para mejorar su eficacia en el desempeño de sus funciones».

«Existe la idea equivocada [en el sector de la construcción] de que, por el simple hecho de que alguien haya tenido Bluebeam en su ordenador durante cinco años, sabe cómo usarlo», señala McCarty. Según McCarty, muchos usuarios de Bluebeam que podrían considerarse a sí mismos “competentes” no suelen ser tan expertos como creen.

McCarty identifica esto como el efecto Dunning-Kruger, por el cual «las personas que han desarrollado un conjunto de habilidades básicas, pero han estado realizando tareas similares durante un periodo de tiempo razonable, tienden a considerarse a sí mismas como poseedoras de un conjunto de habilidades más alto del que realmente poseen. No se debe a orgullo o arrogancia, sino más bien al hecho de que simplemente no son plenamente conscientes de la profundidad del conocimiento requerido para ser considerado “competente” dentro de un ámbito específico».

También es el caso de McCarty, que lo descubrió por las malas tanto en su primera experiencia sin estar preparado como capataz de un proyecto como cuando empezó a utilizar Bluebeam para las especificaciones de planos. Afrontó enormes dificultades porque no era consciente de lo que no sabía. Y lo que es peor, no había nadie para formarle sobre ninguna de las dos experiencias.

Como resultado, McCarty afirma que ha estructurado su formación de Bluebeam con el objetivo de exponer a los responsables de campo a las características y funcionalidades dentro del software que van mucho más allá de lo que se ve a simple vista. «No espero que los asistentes memoricen todo lo que les muestro, sino que puedan recordarlo más adelante», comenta. «Luego podrán ponerse en contacto conmigo y yo les explicaré lo que están tratando de lograr».

Los cursos presenciales de Bluebeam de Rosendin tienen un máximo de 12 asistentes. «Lo primero que hago es presentarles lo que es un perfil de Bluebeam», cuenta McCarty. «Luego, les pido que importen un perfil diseñado específicamente para la formación. También les explico que esto se puede personalizar en el futuro, pero que, por ahora, nos centraremos en lo básico». Los perfiles personalizados que ha creado están diseñados para que puedan usarlos los responsables de campo del sector eléctrico, como superintendentes, capataces generales, capataces, etc.

Partiendo de ahí, McCarty explica a sus alumnos las 10 herramientas de marcado de Bluebeam y todas las teclas modificadoras. «Luego, ahondamos en las propiedades», prosigue. «La atención se centra en cómo los usuarios pueden modificar las marcas, los estilos de línea, los anchos de línea, los colores de relleno, las tramas de sombreado, etc. Les muestro un truco rápido en el que se puede mantener pulsada la tecla de control y quitar una marca duplicada. También les muestro cómo usar las funciones de alineación y orden».

Otro tema importante que se trata es Bluebeam Studio, que es una plataforma integrada de almacenamiento y recuperación de documentos basada en la nube disponible para todos los usuarios de Bluebeam que tengan una licencia. Los Proyectos y Sesiones de Studio permiten la colaboración de marcado en tiempo real, lo cual es esencial en el mundo digital actual.

Sembrar el éxito

Hasta la fecha, los responsables de campo de Rosendin valoran la formación sobre Bluebeam de McCarty. «Hago encuestas después de cada clase y todos dicen: “¡Por fin! Por fin alguien nos enseña exactamente cómo llegar a donde tenemos que estar”», señala McCarty. «Agradecen que las formaciones las desarrolle e imparta un electricista. Les gusta que sea de alguien del campo, alguien que se preocupa por cómo ejecutan su trabajo y, en última instancia, por su éxito».

McCarty apunta que cree que cualquier empresa que se tome en serio el uso de Bluebeam como parte de su cinturón de herramientas digitales debería tener algún tipo de formación intencional, específica y continua al respecto. Añade que quien esté a cargo de liderar la formación debe ser competente en el uso del software y apasionado por compartir conocimientos.

«Es una gran empresa», afirma McCarty sobre el desarrollo e impartición de un curso de formación específica de Bluebeam. «La conclusión que espero que se saque de este caso práctico es que anime a los demás y les inspire a pensar: “Vaya, estamos esperando a que alguien agite una varita mágica sobre nuestras cabezas en lo que a la formación de Bluebeam se refiere. Tal vez deberíamos ahondar más en ello y emplearnos más a fondo”».

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